Escuchar para desarmar
En la República Democrática del Congo (RD Congo), algunos valerosos congoleños, entre ellos líderes religiosos, trabajan desde hace años ingresando en lugares peligrosos para desarmar grupos rebeldes y buscar la verdad acerca de la violencia. Michael J. Sharp, joven trabajador del CCM que más tarde se desempeñó como experto de las Naciones Unidas en la RD Congo, se sumó al trabajo de estos líderes congoleños. En el 2017, Sharp y su colega de la ONU Zaida Catalán fueron víctimas de una emboscada y asesinados por atacantes desconocidos en la RD Congo. De acuerdo con fuentes de noticias contradictorias, es posible que su intérprete, Betu Tshintela, también haya sido asesinado, y aún continúa desaparecido junto con tres conductores de motocicletas.
Este año el CCM ha creado el premio, Michael J. Sharp Global Peacemaker Award, con el fin de reconocer y animar a quienes buscan consolidar la paz a nivel mundial. El premio incluye una recompensa monetaria y será gestionado por la Oficina de MCC United Nations. Este artículo sobre Sharp es una adaptación del libro Disarmed: The Radical Life and Legacy of Michael “MJ” Sharp (Desarmados: La vida radical y el legado de Michael “MJ” Sharp), de Marshall V. King.
John Paul Lederach, un menonita y pacificador internacional desde hace mucho tiempo, compara los esfuerzos de consolidación de la paz con excavar un túnel a través de un volcán. “El pacifismo carece de sentido si estás lejos de los lugares donde se plantean los desafíos”, le explicó al autor.
Cuando tenía poco más de 30 años, Michael “MJ” Sharp vivió y trabajó en la República Democrática del Congo (RD Congo) junto con grupos de milicias que habían optado por las armas; allí, viajaba de forma regular para reunirse con líderes de grupos armados en Kivu del Norte y Kivu del Sur.
Las reuniones no eran excesivamente formales. Tal como lo describió Greg Warner, periodista de Radio Pública Nacional: “A poca distancia del lago se encontraban los bosques controlados por rebeldes; entre semanas, Sharp solía caminar desarmado hasta la base de un grupo rebelde especialmente temible llamado Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR). Allí se sentaba a la sombra de los bananos para tomar té, practicar su suajili y escuchar las historias de los rebeldes”.
Se sabe que MJ hablaba sobre la importancia de construir relaciones y desarrollar la confianza para propiciar la paz. “Siempre es posible escuchar,” afirmaba MJ. “Siempre es posible escuchar a las personas que buscan una oportunidad para hablar sobre la manera en que ven el mundo”.
Pocos meses después de llegar a la RD Congo en el 2013, MJ caminó durante dos horas junto con tres colegas congoleños para reunirse con un líder de alto mando de las FDLR.
Serge Lungele y el obispo Bulambo Lembelembre Josué del Programa por la Paz y Reconciliación recuerdan la reunión.
“¿Habías conocido a algún otro integrante de las FDLR?” preguntó el coronel.
“No,” respondió MJ. “Es la primera vez”.
“¿Y qué viste? ¿Son seres humanos o animales?”
“Vi que son seres humanos, al igual que nosotros”.
El coronel estaba a favor de la repatriación, pero, según afirmó, otros oficiales no compartían su opinión. Consideraba que era útil permitir que algunas personas regresaran a sus hogares, como enfermos, mujeres cuyos maridos habían muerto en combates, o quienes ya no deseaban combatir.
MJ le preguntó por qué estaba dispuesto a trabajar con ellos y permitir que otras personas regresaran a Ruanda. El teniente coronel respondió que el 90 por ciento de los actuales combatientes de las FDLR tenían menos de diez años en 1994, cuando se produjo el genocidio. Agregó que los culpables del genocidio deberían ser juzgados por una corte penal internacional. “Estamos cansados. Estamos listos para volver a casa”, explicó el hombre.
MJ lo escuchó. En su informe del viaje, incluyó una fotografía en la que aparecía junto con cuatro combatientes armados de las FDLR. El teniente coronel lo instó a ser su portavoz en el mundo, a contarles a las personas lo que realmente sucedía. “Michael, somos seres humanos. No creas que somos animales”, le dijo.
En otro viaje, un jefe de milicia le aseguró a MJ que las personas blancas llevaban guerras al Congo. Ruanda había invadido la RD Congo y matado personas, pero nadie había venido a ayudar, manifestó el líder.
MJ estaba tranquilo. Pidió permiso para hablar.
Le preguntó al líder si él realmente había matado a 25 oficiales.
Explicó que él estaba allí para desmovilizar a los combatientes. Explicó que todos se beneficiarían si hubiera menos personas armándose y usando la violencia para resolver los problemas.
“Sin importar adónde fuéramos con Michael, él siempre buscaba maneras de conectar con estos dirigentes de la guerra”, agregó Moise.
MJ escuchaba a los rebeldes, en ocasiones cuando le contaban sobre el gris-gris mágico que, según creían, los protegía de las balas.
MJ también los desafiaba. En una reunión, MJ señaló que la milicia estaba incendiando y causando estragos en la región. “Así que, para combatir la violencia, ustedes también la utilizan”, le expresó al líder.
El jefe con el que estaba reunido le contestó que no podía controlar a todas las personas, que existían problemas de comunicación, y que necesitaba hablar con el otro bando para lograr la paz. MJ le respondió que necesitaba su consentimiento para hacer una visita al otro bando y ayudar en el trabajo por la paz. El líder aceptó participar en un proceso en tanto el Gobierno no estuviera involucrado y MJ no se aliara con el enemigo.
Al dejar el CCM, MJ terminó un informe técnico llamado “FDLR Narratives”. En él explicaba que, desde mediados de la década de 1990, la FDLR habían sido considerada “un grupo saboteador de las iniciativas regionales por la paz”, y que su intención al escribir sobre el grupo era arrojar luz sobre lo que se creía acerca de sus integrantes y así “evitar malentendidos o situaciones que pudieran destruir un proceso o poner en peligro a un especialista”, además de señalar estrategias de consolidación de la paz.
Quienes promueven la paz, afirma John Paul Lederach, deben ofrecer alternativas a la violencia. “Intentamos encontrar maneras de reducir y detener la violencia y de brindarles protección a las personas más vulnerables. Esto implica forjar relaciones con personas muy diferentes de ti”.
Adaptado de Disarmed: The Radical Life and Legacy of Michael “MJ” Sharp (Desarmados: la vida radical y el legado de Michael “MJ” Sharp), de Marshall V. King (Herald Press, 2022). Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso.
Michael J. Sharp, segundo desde la izquierda, participa en una reunión de 2013 en el campamento para desplazados internos en la ciudad de Shasha, Kivu del Norte, Congo Oriental.