Foto del MCC/Jennifer Deibert

Stanley Hauerwas, con una camisa negra en el medio de la fila superior, posa para una foto en el Christian Forum for Reconciliation en el Noreste de Asia, en junio del 2018 en la Doshisha University en Kioto, Japón.

Entrevista con Stanley Hauerwas: La pandemia, las Naciones Unidas y la renovación de la Iglesia

 

Stanley Hauerwas, una vez reconocido como el “mejor teólogo de América” por la revista TIME, ha sido una voz destacada en temas relacionados con la paz, la Iglesia y la política. Escritor prolífico, algunos de sus libros son The Peaceable Kingdom, A Community of Character y Resident Aliens (con William Willimon). En febrero del 2021, Chris Rice, director de la MCC United Nations Office entrevistó a Hauerwas y le preguntó sobre la influencia de la pandemia en lo que él considera la crisis y oportunidad de nuestra era a nivel global. A continuación, se mencionan extractos de la entrevista.

Chris Rice: ¿Cuál considera que es la lección más importante de la pandemia para la Iglesia?

Stanley Hauerwas: Creo que una de las cosas que ha hecho la pandemia es recordarles a los cristianos que somos católicos. Y eso significa que somos ciudadanos de la fe universal diseminada en todo el mundo. La pandemia, del mismo modo, es católica. Porque no hay lugar donde no lo sea, así como no hay lugar donde la Iglesia no deba estar presente. Así, la forma en la que los cristianos responden a la pandemia es decir: estamos en comunión con nuestros vecinos en México, en Hungría, en China, etc. A pesar de que sabíamos eso antes de la pandemia, la pandemia materializó el hecho de que la Iglesia está unida con otras Iglesias en todo el mundo de una forma que ha sido mayormente ignorada.

En su nueva encíclica publicada el año pasado en pleno auge de la pandemia y de la polarización política en los Estados Unido y en otros países, el papa Francisco abogó por una “mejor política”. Hemos leído la encíclica. ¿Qué quiere decir el papa Francisco?

En general, se cree que la política es el intento por hacer prevalecer el interés propio de un grupo o nación antes de permitir que otra nación logre alcanzar su propio interés. Pero la política debería ser una interacción entre las personas para descubrir el bien que tienen en común que no podrían haber descubierto si solo persiguieran sus propios intereses. Así que la política del bien común que [el papa] Francisco representa es una política muy diferente a la política de intereses comunes predominante en nuestro orden social.

Las Naciones Unidas cumplieron 75 años el año pasado durante la pandemia, la mayor crisis desde su fundación después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo evalúa a las Naciones Unidas como institución? ¿Importa para la salud de nuestro mundo?

Bueno, yo considero que la organización de las Naciones Unidas debe existir. Y su existencia está sujeta al mismo resultado que es la frustración de aquellos que participan de las Naciones Unidas, que no son capaces de lograr lo que quieren. Es bueno tener gente formada por esas frustraciones. Las Naciones Unidas no van a evitar la guerra, pero brindan un espacio para demorar las guerras, y a eso no hay que restarle importancia. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas [China, Francia, el Reino Unido, Rusia, Estados Unidos] a menudo quieren buscar una solución alterna a las Naciones Unidas. Pero la Organización de Naciones Unidas es una comunidad de diálogo necesaria de la que no queremos prescindir.

¿A qué se refiere cuando dice: “Es bueno tener gente formada por esas frustraciones”?

Lo que quiero decir es que ponemos a los diplomáticos estadounidenses en lugares extraños como “rehenes” (Hauerwas se ríe) y tienen que negociar hábitos y tradiciones que no tenían idea que existían. Y luego de haber prestado servicio deben regresar a contarnos lo que han experimentado. Eso está bien. Es bueno tener personas en las Naciones Unidas que se comprometen a tratar de evitar la guerra y luego se sienten frustradas cuando eso no sucede. Pero esa frustración es una fuente de energía que con algo de suerte dará resultado después de un tiempo. Y las personas comprometidas con la no violencia cristiana que llegan a un lugar de paz con su frustración, eso es un logro. Porque la paz lleva tiempo y uno tiene que aprender a ser paciente. Y yo creo que las Naciones Unidas como institución representa la paciencia. Porque uno tiene que escuchar a personas que desprecia.

¿Hay esperanza de que la pandemia lleve a un tiempo de renovación?

Hay momentos y eventos que marcan un antes y un después. La pandemia es un antes y un después. Y eso es un recordatorio de que somos seres históricos que ahora participamos en la historia de nuestras relaciones unos con otros a través del tiempo y del espacio y que con suerte seremos un recurso para un mundo más pacífico. Pero debemos trabajar para lograrlo.